lunes, 16 de febrero de 2009

Quien no lee se queda atrás

Según Giovanni Sartori en su libro Homo videns, el hombre se diferencia del resto de los seres vivos por su capacidad de comunicar. El hombre reflexiona. Para comunicar sus reflexiones ha desarrollado una serie de herramientas que se lo permite, entre ellas: la escritura.


Gracias al desarrollo tecnológico se ha creado la imprenta que posibilitó la impresión de miles de libros en muy poco tiempo; esto permitió que cada vez se produjeran más y que la lectura se volviera parte del ser humano. Sin embargo, el avance no se detuvo ahí sino que siguió hasta desarrollar el radio, el telégrafo, el teléfono, la televisión, la computadora y hoy el internet. De este modo los libros fueron quedando en un segundo plano.


En la actualidad nos gusta obtener todo más rápido, hablamos por teléfono para obtener una respuesta inmediata de la otra persona, y el correo ha quedado atrás con el e-mail. Por lo tanto la lectura también se ha pospuesto. Si queremos enterarnos de noticias es más fácil encender la televisión para que inmediatamente nos digan lo que sucedió e incluso nos lo muestren con videos e imágenes. Tomar el periódico y buscar las noticias parece ya demasiado trabajo. Esta situación preocupa a Sartori ya que cree que la lectura está desapareciendo.


En mi opinión, es imposible que la lectura desaparezca. Tan sencillo como que en la televisión también tenemos que leer, los comerciales cuentan con texto así como la programación y más importante; los subtítulos. Claro que existen los doblajes pero jamás será lo mismo que ver un programa o película es su idioma original. Los subtítulos incluso permites que haya espacios (como el gimnasio por ejemplo) donde se mantiene el televisor encendido pero sin volumen y gracias a los subtítulos podemos entender perfectamente lo que sucede. No sería tan fácil si se elimina el sonido y no la imagen o viceversa. También en la computadora leemos muchos sin darnos cuenta ya que los textos suelen ser cortos pero leemos varios. O los adictivos sms, es puro escribir y leer. A final de cuentas quien no lee se queda atrás
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Claro que hay que reconocer que la televisión ha invadido los hogares, los niños no sólo pierden el interés en leer sino que ya no son creativos. No inventan juegos nuevos, sino que se limitar a sentarse frente al aparato o a jugar o que vieron en sus programas favoritos (spiderman, superman, power rangers...). ¿Quién es aquí el culpable? Yo insisto que los padres flojos o trabajadores. Digo flojos a los que prefieren tener al niño tranquilo sentado frente al televisor durante horas en ves de ocuparse de él y proponerle otras opciones. Trabajadores en el caso de que no están nunca en casa y dejan a los hijos al cuidado de la señora de la limpieza o algún familiar que tampoco tiene tiempo para ellos.
http://sepiensa.org.mx/contenidos/2005/d_transtornos/img/nino-viendo-tv.jpg


Yo tuve suerte, cuando era chica, mi mamá trabajaba por la mañana en un kinder y mi papá por la noche en un bar así que siempre los tuve a los dos todo el día en casa. Esto les permitió monitorear el tiempo que mi hermana y yo veíamos la tele, diaro teníamos permiso de ver media hora. La verdad, no era fácil muchos de mis amigos la veían todo el día y se sabían todas las caricaturas mientras que yo me quedaba fiel a Los Simpsons (hasta hoy mi favorito). Muchas veces los fines de semana me recuperaba, especialmente porque me levantaba muy temprano o porque mis papás salían así que rápido corría a la tele. Es obvio que no es fácil, actualmente sí bastante televisión (dos horas diarias durante la semana y en los fines de semana más) siempre y cuando las tareas y actividades extracurricuares me lo permitan.
La eterna pregunta es ahora, ¿van a desaparecer los libros? Yo digo que no, aunque la computadora y la televisión absorben gran parte de nuestro tiempo ninguna de estas opciones nos brinda lo que un libro. La opción de imaginar un personaje de quien sólo nos dan un perfil e incluso imaginar un mundo entero. La televisión impone la imagen, el libro nos da mucha más libertad. Quien pueda vivir la experiencia de sumergirse en la lectura de un buen libro, rápidamente se dará cuenta de que no hay medio que lo reemplace (actualmente).

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